Somos conocidos mundialmente por prenderle fuego a la pista a punta de salsa y movernos con la sabrosura que nos caracteriza. Por eso es que a cada rato ves esos gringos en chanclas por allá en la Topatolondra o en el bulevar tratando de seguirnos el paso, pa’ aprender a bailar así de bueno.
En los 90 Cali ya había dejado de ser ciudad para convertirse en puro sabor y en pura salsa. Aquí no había discoteca que no pusiera a los caleños a azotar baldosa con lo mejor Willie Colon & Hector Lavoe.