El 6 de junio de 1910 nació en el Valle del Cauca la reina de reinas Jovita Feijoo, una mujer proveniente de una familia pobre de la ciudad de Palmira, la menor de cuatro hermanas que un día decidió mudarse a la sucursal del cielo en búsqueda de nuevas oportunidades.
Una pelada de 17 años con la cabeza llena de anhelos e ilusiones, que empezó a ganarse la vida lavando ropa ajena y poniéndosela a escondidas de sus patronas, emperijollándose para meterse más en el cuento de que un día llegaría a cumplir el sueño de ser cantante.
Un día se puso su mejor pinta (o bueno, la de sus patronas) se montó de blin blin y fue decidida a participar en ‘La hora de los aficionados’ en Radio Higeronia, un concurso de canto que le causaba mucha ilusión a Jovita. Ella con esa percha no creía era en nadie, solo en ella, y con esa seguridad interpretó “La Palmirana”, una canción que dejó en evidencia que la afinación no era su mejor atributo.
El locutor de ese entonces se burló de ella junto con los oyentes del programa, lo que nadie sabía es que a Jovita le podía faltar todo menos su vanidad. Por eso nada le impidió seguir asomándose al ojo público y hacer lo que mejor sabía hacer, ser ella misma.
Desde ese icónico momento Jovita fue nombrada como la reina de la simpatía, una reina que se paseaba por la ciudad vestida con trajes elegantes, una sonrisa de oreja a oreja y la seguridad que solo ella podía tener. Lo asombroso del caso, es que lo único prestado era la ropa.
Llegó un momento en que su nombre era conocido por todos los caleños y cuando ella se pasaba por cualquier cuadra saludando y tirando besos, pa’ todos era inevitable no decirle “reina” o “su majestad”, porque Jovita pasó del anonimato a estar dentro de los desfiles de la Feria de Cali montada en el carro de los bomberos y a ser recibida en el Club Colombia y el Club Campestre pa’ juntarse con los pupis de la ciudad.
Fue la primera en tener una foto con los presidentes de la época, después de ponerle las quejas de su pueblo, el mismo que la había nombrado reina de Cali.
Jovita ya no simplemente se paseaba por las calles de Cali tirando besos, ahora se había convertido en una mujer realmente ocupada, incluso llegó a trabajar con la Cruz Roja, participaba en juntas de acción comunal y estaba presente en las obras de caridad.
Tanto fue el amor que se ganó, que un periodista decidió organizar una recolecta para comprarle una casa a la reina de la simpatía, y así fue. Tristemente el 15 de julio de 1970 un infarto fulminante terminó con la vida de Jovita Feijoo.
Desde entonces ha sido reconocida por marcar la historia de Cali. Una mujer que de tanto creer que era una reina, lo fue.