¿Vos te acordás de las papitas de bolsa? ¿De esas que tienen más aire que papas pero que aún así las comprás porque te encantan? Pues pasa que esa vaina tiene una historia bien interesante.
Resulta que un chef llamado George Crum por allá en 1850 en los Newyores, tenía un restaurante que se llamaba “Moon’s Lake House” donde servían asaditos, pescado, sopas y platos típicos de Estados Unidos.
Un día llegó un man ahí al restaurante a pedir un almuerzo trancado con papas fritas pa’ comer bien sabroso. El problema es que era de esa gente, como dirían nuestras mamás, “resabiado pa’ la comida”, que son los que desarman la hamburguesa y le quitan la cebolla porque disque no les gusta. Bueno, el man era así.
Mientras tanto, el viejo Jorge comienza metiéndole toda la sabrosura pa’ dejar a su cliente contento, y cuando termina, manda el plato pa’ la mesa sin saber lo que le esperaba.
Llega don coso, coge una papa y aquí empieza la paridera. Resulta que al man no le gustó. Empezó a decir disque: “Noo, eso está muy grueso” disque “Pa’ eso me da la papa completa” y un poco de cosas ahí (todo en inglés, claro) el caso es que el man devolvió esas papas.
Entonces el viejo Jorge, que era todo chévere, le dijo: “Hágale, todo bien, que yo se las cambio”. Y así fue, llegó cogió las papas, las cortó más delgadas y las echó al aceite, pa’ darle gusto a don coso.
Pues no me lo vas a creer ¡Tampoco le gustaron! Que no, que eso seguía muy grueso, que no sé qué, y las devolvió otra vez.
El viejo Jorge como que meditaba, hacía yoga o quién sabe, porque manejó los tiempos y le dijo a don coso: “Hágale que la tercera es la vencida”.
Nuevamente se metió a esa cocina y le rezó al santísimo pa’ que a este señor le gustaran.
Y vas a quedar loco, pero al man tampoco le gustaron las berracas papas. O sea, ¿este man quién es? tres rondas de papas y este sigue diciendo que están muy gruesas.
Pues resulta que este man se la voló al viejo Jorge, y ya emberracado, coge y corta las papas como un papel, y las frita más de la cuenta, como pa’ joder al otro y que se fuera.
Saca eso todo tostado y se las lleva, y mirá, vas a pensar que es mentira, pero el man las probó y quedó fascinado con las benditas papas re delgadas y re fritas, tanto así, que la receta se popularizó y se convirtió en lo que ahora conocemos como papitas, o ships de papas, como querás llamarlas.
El caso es que gracias a un remilgoso, un chef creó una de las recetas más famosas del mundo, y si no fuera por él, hoy en día no estarías comiendo papitas con salsa rosada en las fiestas infantiles de tu primito, el que también es remilgoso.