Seguramente si vos naciste en la ciudad de Cali, más conocida como la sucursal del cielo, sabés que nosotros no tenemos bolsas plásticas sino chuspas. Que en la tiendita de barrio te empacan media docena de huevos en una chuspa y que si llevás dos bolsas de leche te ponen doble chuspa por si rompe la primera.
Lo más probable es que en tu casa, como todo buen caleño, tengás en la cocina una chuspa grande con otras chuspas adentro, porque tu abuela siempre guardó todas las chuspas del mercado, y las reutilizaba ya sea pa’ la basura, pa’ empacarte las cocas del almuerzo o pa’ cerrar la tapa del termo del jugo y que no se te fuera a regar.
Si de pronto sos más barrio, en algún momento te habrá tocado ponerte dos chuspas en los zapatos cuando estaba lloviendo, pa’ no mojartelos mientras ibas en moto. Y cuando salías a tirar río a pance, nunca faltaba la chuspa pa’ guardar la ropa mojada.
Definitivamente la chuspa pal’ caleño es un artículo de primera necesidad, porque es algo que utilizamos todos los días, pero… ¿Alguna vez te has preguntado porque le decimos chuspa a la chuspa? Pues sentáte yo te cuento.
Resulta que años atrás, donde hoy está ubicado el centro comercial Chipichape, lugar al que los gomelos arriman a comprar el estrén, estaban las bodegas del Ferrocarril del Pacífico, donde llegaba la mercancía de zapatos desde buenaventura.
Cada vez que llegaba un paquete se veía la frase “shoes pack” impresa en cada bolsa de zapatos, y como el caleño le mete sabrosura al hablado, terminamos diciendo “chuspa”. Desde ese momento, metimos esa palabra a nuestro caleñol y la volvimos parte de esta jerga hermosa que solo entendemos nosotros.
Ahora cualquier bolsa plástica es una chuspa, y si es chiquita, pues le decimos “chuspita”. Gracias a eso, el rolo, el paisa, y nuestros panas de las otras regiones del país, saben identificar al caleño cuando escuchan: “pasame esa chuspa ve” o “¿No tenés una chuspita pa’ empacar esto?”.
Eso sí, lo que le da el toque a la palabra es nuestro acento cargado de sabor y que tanto nos caracteriza. Por eso, tenés que sentirte orgulloso de tu tierra que te hace ser quien sos.
Acordate de esta historia cuando algún hermano de otro país te escuche decir “chuspa” y te pregunte: “¿Eso qué es?” pa’ que le contés de donde viene esta palabra tan curiosa y tan bacana.
Ve, y si ahora vas pa’ la tienda, que no se te olvide meter la chuspita en la chuspa más grande, no te hagás regañar de tu abuela.