Si vos querés vivir la verdadera experiencia caleña, tenés que quedarte leyendo este blog porque acá te voy a contar cuál es uno de los planes más tradicionales en Cali.
Acá en nuestra ciudad tenemos el río Pance que está rodeado de árboles y tiene un sendero bien bonito pa’ caminar. Allá nosotros acostumbramos a ir sobre todo los domingos, pero hay muchos tipos de parches y personas que van al río.
Los Fit: estos se van bien temprano tipo 6:00am a trotar, respirar aire puro y abrazar árboles para recargar energías, luego finalizan metiéndose al río para refrescarse y relajarse un rato.
Los espirituales: esta gente también se madruga pa’ llegar cuando aún todo está en paz y en silencio. Su parche es hacer yoga, apilar las piedras (que ni idea cómo hacen pa’ que esa vaina no se caiga) meditar y andar descalzos por la tierra y el río pa’ conectar con la naturaleza.
Los embrujados: son estas personas que están convencidos de que tienen algún entierro (dícese de brujería, amarre o hechizo) y se van al río a bañarse con el famoso jabón azul, sal marina y unas ramitas pa’ darse juete por allá y quedar limpios de todas las malas energías.
Y por último, el plan más criollo y por el que estás aquí leyendo esta vaina:
Los del paseo de olla: este es un parche familiar en el que toda la familia se coordina pa’ ir al río Pance y montar su sancocho. Y vos te preguntarás “¿por qué un sancocho en un río?” mirá, no sé, pero eso es toda una experiencia, y es bacano.
Este combo no madruga, son los típicos que dicen que se van a levantar a las 5:00am y terminan saliendo por ahí a la 10:00am, porque acostumbran a alistar la maleta el mismo día.
A este paseo, se une el papá, la mamá, la tía, el abuelo, la abuela, los niños y hasta el perro, y no sé cómo, pero toda esa gallada se mete al carro familiar.
Luego emprenden ese recorrido que parece eterno con ese gentío en ese carro. Al llegar allá, ninguna trotada ni caminata, esa gente es ‘a lo que vinimos vamos’ van es montando esa olla porque el caso es de hambre, y mientras doña Magali se la pasa antojando a todos con el olor de ese sancocho, los pelao’s se meten un rato al río y los más chiquiticos sacan las piedras más raras pa’ coleccionarlas.
Al final, todos se comen su sancocho que sabe a gloria, aunque lo haya hecho Magali, y después se van a la casa cansados pero felices.
Así es uno de nuestros paseos más tradicionales y más bacanos que hay. Por eso si vos querés pachar al estilo Cali, armáte un paseo de olla en el río Pance y date cuenta cómo los caleños somos felices con poco y con mucho a la vez.
Posdata: la mala pal’ que deje basura.